Todavía tengo posibilidades con
Scarlett. Es posible que alguna menos que los lectores de este blog, pero también es posible que alguna más. Al parecer,
todas las personas de este planeta están relacionadas entre ellas a través de una cadena de contactos personales. Yo (nosotros) y cualquier persona que se le ocurra y que habite la Tierra; aquélla a la que más odie o adore, incluídas aquellas que, como la Johansson, poco tiene de este mundo terrenal. Y es que según la
Teoría de los Seis Grados, incluso usted, estimado lector, y yo, el abajo firmante, estamos directamente relacionados a través de, como máximo, cuatro personas.
- Que sí, Escarlata, que sí. Te juro que mi primo el de Torrelavega tiene un amigo viviendo en EE.UU. que conoce a la charcutera de Woody Allen. ¿Cómo? ¿Que Woody es vegetariano? Ehm... Da igual, ¿te casas conmigo?Esta teoría fue propuesta en 1929 por el escritor húngaro
Frigyes Karinthy en un relato corto llamado
Cadenas. En los años 50, y a pesar de que personal del MIT e IBM estaba implicado en dar solidez científica a la teoría, no se logró tal fin. Ya en 1967, un psicólogo de la Universidad de Yale,
Stanley Milgram, conocido por sus
experimentos sobre la obediencia, planteó un experimento sobre lo que él llamo el
“fenómeno del mundo pequeño”.
Milgram seleccionó a estadounidenses de varios lugares al azar, con el objetivo de que enviaran postales a personas de Massachussets y el medio oeste norteamericano. Estos remitentes conocían el nombre del destinatario, su ocupación y su localización aproximada. Cada uno de ellos debía enviar su postal al amigo o conocido que pensaran que tenía más probabilidades de conocer directamente al destinatario final. Si esta segunda persona no conocía a la persona objetivo, haría lo mismo que el remitente original, y así sucesivamente hasta que la tarjeta postal fuera entregada al destinatario indicado inicialmente.
La base… ¿científica?Por muy
bonito y
optimista que sea
pensar que la condición humana está unida a través de invisibles eslabones sociales, lo cierto es que la teoría de Milgram es una de las más discutidas en la comunidad científica. Una de las más aguerridas detractoras de la Teoría de los Seis Grados es la doctora
Judith Kleinfeld, quien estudió personalmente los legajos que la Universidad de Yale guarda sobre los estudios de Milgram.
Al término de su
investigación, la doctora Kleinfeld concluyó que los experimentos de Milgram tuvieron, en su mayoría, resultados
poco satisfactorios que van de un 6% a un 33% de éxito. De este estudio también se deriva que en nuestro mundo existen
fuertes barreras étnicas y culturales que, aunque no infranqueables, dan al traste con la teoría de que “el mundo es un pañuelo”. No en vano, el experimento más exitoso del “mundo pequeño” tuvo lugar entre habitantes francoparlantes de Montreal que debían encontrar con sus cartas a judíos de esta misma ciudad. Se demostró que en una comunidad tan impermeable como la judía, una vez que la carta llegaba a un judío, en el siguiente grado se alcanzaba a la persona objetivo. Igualmente sucedió cuando desde Los Ángeles se enviaron cartas a personas objetivo de Nueva York. Las personas objetivo de raza blanca tuvieron un mayor porcentaje de éxito que las de raza negra.
Según Kleinfeld, a pesar de que el “mundo pequeño” está siendo aplicado con cierto éxito a los sistemas reticulares en
neurología o
informática, no existe un fundamento científico sólido que justifique la validez de la hipótesis de Milgram en el campo social. De hecho,
¿por qué son seis los grados de la teoría? ¿Por qué no cinco, siete u ochenta? La razón es matemática. Supongamos que tengo 100 amigos que a su vez tienen 100 amigos o conocidos. Cada una de esas 10.000 personas mantiene contacto con otras 100 más. Ese millón de personas está a tan solo tres grados de mí. Un par de grados más adelante habremos
cubierto y sobrepasado la población total de nuestro planeta. ¿Por qué no se llama entonces la Teoría de los Cinco Grados?
La ecuación en la que debió de basarse Milgram para elaborar su teoría...
Las aplicaciones: el Oráculo de BaconEn 1994, tres estudiantes de la Universidad de Virginia crearon un juego inspirado en los estudios de Milgram y fundamentado en un premisa un tanto disparatada: dado que el actor
Kevin Bacon había actuado en infinidad de películas, sería divertido intentar relacionar sus trabajos con los de otros actores de Hollywood en, como máximo, seis grados de separación. Lo llamaron
Los Seis Grados de Kevin Bacon. El juego se fundamenta en descubrir un
número de Bacon, o lo que es lo mismo, el número de grados que separan a un actor de Kevin Bacon. El propio Bacon tiene un número de Bacon de 0 y, por ejemplo,
Charlie Chaplin tiene un número de Bacon de 3, ya que:
1.
Charlie Chaplin trabajó en
La Condesa de Hong Kong con
Marlon Brando2.
Marlon Brando trabajó en
Apocalypse Now! con
Lawrence Fishburne3.
Lawrence Fishburne trabajó en
Quicksilver con
Kevin Bacon
Para
quienes no sean muy cinéfilos o, sencillamente, no tengan ganas de estrujarse las neuronas, existe una
aplicación online que permite conocer los grados que separan a cualquier actor de Kevin Bacon. Este
Oráculo de Bacon permite, además, conocer los grados que distan
entre dos actores cualesquiera. Todo ello gracias a la vasta base de datos de la
IMDb.
Ahora bien,
¿por qué Bacon? Donald Sutherland o el omnipresente –y casi inmortal– Christopher Lee tienen, según el Oráculo de Bacon, una mayor
capacidad de relación (posibilidades de ser eslabón) con otros actores que el propio Bacon. Al parecer, eligieron a Bacon tras unas declaraciones del actor en 1994 a la revista Premiere, en las que aseguraba haber trabajado “con toda la gente de Hollywood” o con alguien que había trabajado con todos ellos. Los creadores del juego se tomaron la frase al pie de la letra. La otra teoría, mucho más prosaica, es que el apellido del actor rimaba con el nombre de la teoría en inglés, “Six Degrees of Separation”.
Como puesta en práctica de una hipótesis, Los Seis Grados de Kevin Bacon tiene
excepciones conocidas. La actriz
Elsa Masriera no puede ser enlazada con Kevin Bacon en menos de 7 grados y es imposible relacionar a Kevin Bacon con uno de los primeros protagonistas del universo fílmico, el ayudante de Thomas Edison,
Fred Ott. Son números de Bacon célebres
Ronald Reagan (2),
Adolf Hitler (3) o el
Papa Juan Pablo II (5).
Otras aplicaciones de la Teoría de los Seis Grados:- Los
números de Erdős: consisten en una forma de designar la “distancia colaborativa” entre el prolífico matemático húngaro
Paul Erdős (1913-1996) y sus colaboradores. Tras su muerte, se le asignó el número de Erdős 0. Si Erdős había coescrito un artículo científico con alguien, a esa persona se le asigna un número Erdős de 1. Según
estimaciones, el 90% de los matemáticos del mundo tienen un número de Erdős inferior a 8. Se considera un privilegio tener un número de Erdős bajo y más de un poseedor de tan afortunada cifra ha intentado
subastar en eBay colaboraciones en artículos científicos para que el ganador pudiese poseer o disminuir su número de Erdős. Rizando el rizo: existen personas que poseen un número de Bacon y un número de Erdős al tiempo. Son los
números de Erdős-Bacon.
Aplicaciones online basadas en la Teoría de los Seis Grados:- El
Oráculo del Béisbol: relaciona a los jugadores de la Liga Americana de Béisbol tomando como nexo de unión el haber compartido equipo.
-
Band to Band: enlaza grupos de música a través de sus álbumes.
-
Cinema FreeNet Movie Connector: ofrece la misma función que el Oráculo de Bacon, pero añade la posibilidad de enlazar directores y productores de cine, además de actores.
-
IbeatGarry.com: El consuelo de muchos jugadores de ajedrez. Si yo, un jugador de ajedrez A gané a un jugador de ajedrez B que a su vez había ganado a Garry Kasparov, ¿significa eso que soy mejor que Kasparov? Lo dudo mucho…
-
Omnipelagos.com: Encuentra el relación más cercana y oculta entre dos artículos de la Wikipedia, para conocer, por ejemplo, que oscura relación mantienen Charles Manson y el último Nobel de la Paz.
Small World Project
Atinada o no, la teoría de Milgram ha alentado decenas de proyectos en la comunidad científica, entre los que destaca el
Small World Project de la Universidad de Columbia. Se trata de una actualización del viejo experimento postal a los tiempos que corren, cambiando, claro está, el timbre y el matasellos por un simple clic.
El funcionamiento es muy simple: el usuario que quiera formar parte de esta prueba empírica puede
registrarse gratuitamente en la web del proyecto, donde deberemos introducir algunos datos personales que sólo serán utilizados a efectos estadísticos. Tras rellenar el formulario de registro, la web nos mostrará aleatoriamente la ficha de una persona que, desde ese momento, será nuestro objetivo a contactar. Después de que escribamos el primer correo de la cadena,
la suerte y la inquietud de nuestros allegados será determinante para que el experimento llegue a buen puerto. Algunas
normas y
recomendaciones:
-A partir del nombre o localización de la persona objetivo, deberemos
barajar quiénes de nuestros conocidos tienen mayor probabilidad de conocer a alguien que se acerque a nuestro objetivo. Podemos escribir tantos correos como personas conozcamos que creemos que se acercan, aunque sea remotamente, a la pista de nuestro objetivo.
-Nuestra colaboración en el proyecto finalizará ahí, en ese “primer grado”, a expensas de que el círculo se cierre y recibamos noticias de nuestra persona objetivo para conocer cuántos grados o personas han sido necesarias para dar con ella.
-Para que el experimento sea válido,
no deberemos contactar directamente con nuestra persona objetivo. Si te han asignado una persona que ya conocías... ¡Enhorabuena! Formas parte de un extraño caso de "mundo pequeño" en solo un grado. Notifícalo a los responsables del proyecto.

A pesar de
mi escepticismo inicial, me he registrado en el proyecto. Me han asignado encontrar a Heriberto Remigio, un profesor de informática filipino que vive en el extrarradio de Manila. Aunque sólo sea eso, compartimos religión y lengua. He preferido calidad a cantidad de contactos y he envíado mis primeros e-mails a dos buenos amigos de procedencia china y japonesa, por aquello acercarme al continente asiático. Albergo pocas esperanzas de saber de ti, Heriberto. Éste es uno de esos escasos momentos de la vida en los que a uno le gustaría conocer a Isabel Preysler…
En mi opinión, la Teoría de los Seis Grados, a primera vista una teoría sin apenas fundamento teórico y muchos experimentos de campo es todo lo contrario,
una teoría sólida pero no practicable, utópica. En mi opinión, sólo sería posible comprobar su
tesis si realmente yo
pudiera contactar con TODOS mis conocidos, y que
ellos lo hicieran con TODOS los suyos y así sucesivamente. Los experimentos de Milgram se basaban en que una sola tarjeta postal debía llegar al destinatario objetivo, por lo que se trataba de
una baliza que seguía un único camino, discriminando otros millones de posibilidades de contactos encadenados. Merced a proyectos como el de Small World
podemos solventar esa carencia en parte, ampliar el espectro de búsqueda y
maximizar probabilidades gracias a los envíos de correos electrónicos a múltiples destinatarios. Pero claro,
no todos mis conocidos tienen correo electrónico o acceso a la Red y, de nuevo, se restringen multitud de caminos.
Prueba de que
nuestros sistemas sociales son bastante cerrados es el hecho de que la bandeja de entrada de mi correo electrónico alberga multitud de mensajes de gente que ha participado en el proyecto. Muchos de ellos de grado 3...
Grado 3 y el correo ni siquiera ha salido de la Región de Murcia.
Dicho lo cual,
me pongo serio por un momento.
Lo siento, Scarlett, pero puede que lo nuestro no funcione. No al menos en seis grados sociales.